El paso de una sociedad a la
otra se produjo concretamente en la segunda mitad del siglo XVIII, con la
Revolución Francesa y la Revolución
Industrial; de aquí se desarrollaron
una serie de hechos y pensamientos que transformaron la sociedad, de
agrícola a industrial. Esta nueva sociedad nació de una mutación radical de la
manera de vivir y pensar. En las sociedades industriales la religión es
desplazada a un segundo plano, esta características es clave, ya que puede ser
uno de los factores que da paso a que la economía sea en la sociedad industrial
de carácter expansionista con gran producción, lo que da como consecuencia una
racionalidad instrumental que no se conocía en otras épocas. Ahora vivimos en
una época de transición que es rápida, confusa y dinámica, que transforma a
cada sociedad y las diferencias con una brecha, la mayoría de las veces, grandes
y ostentosas. Estas brechas y diferencias son las que dan origen a la
clasificación típica de la mayoría de las teorías.
Se pueden establecer las
diferencias que presentan sucesivas épocas de la historia. Su carácter de
categoría cronológica sirve para ordenar distintos periodos de la historia y
establecer una secuencia que, comenzando en la antigüedad, atraviesa la Edad
Media y llega a la época moderna siglos XV al XIX para ingresar a la época
contemporánea o actual. De este modo, lo moderno se ha ligado al concepto de
época, convirtiéndose en un concepto referencial que relaciona lo viejo con lo
nuevo, el pasado con el presente, lo remoto con lo actual.
Hoy día, rigen la producción
o resuelven problemas de los viajes interplanetarios, median poco menos de
doscientos años. En este lapso, una sociedad tradicional, arcaica y pre−
capitalista se ha transformado en una sociedad moderna, industrializada y en
trance de dejar de ser capitalista. Los cambios han sido rápidos, las
transformaciones profundas y las mutaciones producidas han afectado todos los
_ordenes de la vida social, sin que por ello pueda preverse un estancamiento en
las profundas corrientes que impulsan el desarrollo social.
El hábito de vivir entre los
nuevos países, productos, artes, ciencias, sistemas educativos, medios de
transporte, técnicas, juegos, guerras, políticas, en, maneras de existir debilita
nuestra admiración, nuestro asombro, ante las maravillas que ha descubierto el
hombre o ante las cosas que ha creado o que las produce y reproduce a voluntad,
siguiendo el ritmo creciente de las necesidades y anhelos de la sociedad. Esta
realidad de lo nuevo esta inseparablemente unida a los tiempos modernos y ha
surgido de la sociedad que se ha formado en ellos.
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