Durante el siglo XVll y
XVlll, Europa sufre una gran transformación socio-histórica, la cual consiste
en el pasaje de una comunidad feudal a una nacional. Esta transformación genera
cambios en la forma “típica” de vida social, tanto en la ideología y en las
estructuras de poder de ese entonces. A fines del siglo XVlll, surgieron nuevas
ciudades “industriales” en las cuales se traía gente del campo para realizar
distintos tipos de trabajo y las villas o ciudades pequeñas perdían el poder.
La transición de las
sociedades tradicionales a las sociedades modernas estuvo estrechamente
relacionado con la Revolución Francesa y con la Revolución Industrial, y se
expresa en el paso de una sociedad tradicional a una moderna. Esta transición
se manifestó en todos los ámbitos de la vida social, en especial en los
procesos de urbanización e industrialización. Las sociedades tradicionales se basan en las
reglas y costumbres fijadas en el pasado y que, por lo tanto, tiene un gran
respeto por la tradición y las formas de comportarse que esta dicta mientras
que las sociedades modernas, características del siglo XIX, son las sociedades
industrializadas o capitalistas, cuyo rasgo principal, en comparación con las
sociedades tradicionales, es el cambio continuo.
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